MEMORIA RURAL Y SOSIEGO EN EL CORAZÓN DE LA SIERRA

Lo que en sus orígenes fue una vaquería de principios del siglo XX, recobró en 2007 una nueva vida gracias a una rehabilitación respetuosa que supo armonizar el carácter noble de la piedra y la calidez de la madera con las comodidades de hoy.

Sus muros de piedra de sillería, los adobes y las vigas rústicas evocan las raíces del lugar, mientras que sus espacios interiores, actualizados con materiales de calidad y calefacción por gasóleo, invitan al confort sin renunciar a la tradición.

La casa ofrece 293 m² distribuidos en dos plantas. En la planta baja, un luminoso salón con chimenea y techos a doble altura se convierte en epicentro de reuniones y calma; junto a él, la cocina, un dormitorio con baño y un práctico trastero. La planta superior, abuhardillada y acogedora, reparte cuatro dormitorios con baño privado, ideales para el descanso familiar o para acoger huéspedes.

En la parte posterior cuenta con un jardín de 386 m² con acceso desde la calle. Cuenta con un agradable porche con barbacoa y una construcción anexa ofrece posibilidades infinitas: garaje, dormitorio adicional con baño, salón de juegos… un espacio versátil.

El entorno es tan especial como la vivienda. En un pequeño núcleo rural de apenas 80 habitantes, a 1.100 metros de altitud, la aldea ha sido reconocida por su labor en la conservación del patrimonio urbano rural. Rodeada de pinares, cotos de caza y bosques de robles y encinas, la casa es un refugio para quienes buscan naturaleza en estado puro, justo en la entrada al parque natural del Cañón del Río Lobos y a 75 km de Burgos capital.

Con licencia para uso turístico y calificación de 4 estrellas, esta propiedad se presenta como una oportunidad única: un proyecto de vida en contacto con la naturaleza, una inversión en turismo rural o simplemente el lugar soñado para disfrutar de la calma que ofrece el mundo rural.