TRADICIÓN RURAL EN LA ANTIGUA AQUITANIA

REF
RSA173
Estado
Para entrar a vivir
Precio
1.200.000
Superficie construida
600 M2
Superficie de terreno
2.200 M2
Dormitorios
9
Baños
9

Un caserío vasco del siglo XVIII, a 17 kilómetros de Bayona y Biarritz, las playas de la costa vasca y pintorescos pueblos a orillas del río Adour, entre los Pirineos y la Costa Atlántica.

El inmueble cuenta con dos edificaciones que han sido renovadas completamente, para convertirlas en dos acogedoras viviendas, en las que se ha mantenido el diseño de la arquitectura rural típica del país vasco, tanto en las fachadas como en su interior. Elementos como las vigas de madera y los arcos de piedra de sillería en puertas y ventanas están presentes en todo el conjunto.

La casa principal de 300 m² dispone de dos plantas en las que se distribuyen un salón con chimenea, despacho, baño de cortesía, cocina y zona de servicio con cuarto de lavado y almacén, en la planta baja. La primera planta dispone de un dormitorio con baño y 3 dormitorios más que comparten un baño.

La segunda construcción, también de 300 m², alberga un apartamento con acceso privado, que cuenta salón con cocina integrada, un dormitorio y un baño. En el resto del edificio se distribuyen un gran salón que cuenta con luz cenital y que da paso a 4 dormitorios con baño.

Las dos construcciones están unidas por un espacio común acondicionado como comedor y salón social que cuenta con un office y un baño.

La propiedad dispone de calefacción y agua caliente sanitaria mediante sistema automatizado de biomasa (pellets de madera). Cuenta con un cuarto independiente para caldera y almacén en la parte trasera del jardín.

El cuidado jardín con 2.200 m² de terreno, es perfecto para para disfrutar de días soleados, dispone de una zona techada para barbacoas y comidas al aire libre.

Esta magnífica propiedad se encuentra a las afueras de un pequeño núcleo rural que cuenta con servicios y que está estratégicamente situado en el país vasco francés, entre los pintorescos pueblos costeros con playas excepcionales; y la exuberante naturaleza del inicio de los Pirineos y los pueblos del interior como Pau, Saint Jean Pied de Port o Ainhoa.

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